Friday, July 31, 2009
REUNIÓN DE CARITAS DE LA REGION LITORAL
Si bien nuestra diócesis forma parte de la Provincia Eclesiástica de "La Plata", y por consiguiente a la Región Pastoral homómina (La Plata, Chascomús, Mar del Plata, Bahía Blanca, La Pampa, Azul, Nueve de Julio, Mercedes-Luján y Zárate-Campana), en todo lo que se refiere a "Caritas", por una razón de vinculación geográfica, desde años atrás forma parte de la Región "Litoral".
Queremos contarles que durante los días 1º y 2 de agosto se realizará en nuestra diócesis el 2º Encuentro Regional de Cáritas.
Ya desde hace varios años las 9 diocesanas que conforman la región Litoral Entre Ríos (Paraná, Venado Tuerto, Santa Fe, Gualeguaychú, Rosario, Concordia, Rafaela, San Nicolás y la nuestra) tenemos tres encuentros al año, que se realizan según un cronograma de rotación y cada 3 años nos toca ser anfitriones.
El mismo se llevará a cabo en el colegio San Vicente de la localidad de Escobar, asistiendo desde cada lugar miembros de las comisiones diocesanas, miembros de los equipos de formación y de emergencia de la región, junto a los sacerdotes que son vicepresidentes, el obispo de Venado Tuerto, Gustavo Help quién acompaña la región, también asistirá nuestro obispo Oscar Sarlinga quién es, el que preside nuestra caritas diocesana, y un miembro de desarrollo institucional de cáritas nacional.
Mantenemos objetivos en común y como tenemos una historia, siempre se trabaja según la memoria del regional anterior y además se agregan temas comunes según lo solicita cada diocesana.
Teniendo en cuenta la misión y los grandes desafíos que cada día se presentan al colaborar en el desarrollo integral de cada hombre y de todos los hombres, estos espacios fortalecen la comunión y colaboran en la reflexión, dialogo, formación y todo lo que suma a la hora de asumir la caridad evangélica. “El Evangelio es un elemento fundamental del desarrollo porque, en él, Cristo, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre.
Con las enseñanzas de su Señor, la iglesia escruta lo signos de los tiempos, los interpreta y ofrece al mundo lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad” Caritas in Veritate- Benedicto XVI
Les compartimos el programa de actividades, les solicitamos a todos oraciones y nos comprometemos a volver a comunicarnos luego del encuentro.
Saludamos a todos los lectores deseándoles Paz y Bien.
Cáritas Diocesana
Zárate Campana
CARITAS REGION LITORAL ENTRE RIOS
ENCUENTRO REGIONAL – Escobar, 1 y 2 de Agosto de 2009
El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria,
que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad
en el campo de la justicia y de la paz.
Encíclica Caridad en la Verdad, Benedicto XVI
PROGRAMA
Objetivo
• Compartir un espacio de fraternidad, reflexión y de elaboración de acuerdos sobre diversos temas del quehacer institucional y el funcionamiento regional, en el marco de las nuevas líneas pastorales de Cáritas Argentina y la Encíclica Caridad en la Verdad.
Viernes 31 Cena. Reunión de los equipos de emergencia y formación de la región.
Sábado 1 de Agosto
08:30 Recepción y acreditaciones
09:00 Oración y Presentación. Repaso de la memoria de la última regional.
09:30 Funcionamiento Regional: Intercambio sobre la lectura del documento.
En simultáneo reunión de entrenamiento para los sistematizadores diocesanos.
10:00 Trabajo en grupos
11:30 Puesta en común.
12: 30 Conclusiones para la redacción final
13:00 Almuerzo y descanso
15:00 Sistematización de experiencias de formación. Articulación con Reprasys.
Presentación general. Consultas abiertas. Aclaraciones. Cronograma.
17:00 Merienda
17:30 Reflexiones sobre la Encíclica “Caridad en la Verdad” a cargo de Mons. Oscar Sarlinga
19:00 Síntesis comunitaria de la jornada. Acuerdos y conclusiones.
20:00 Celebración de la Misa -
Tiempo libre de descanso, higiene, etc.
22:00 Cena y fogón comunitario
Domingo 2 de Agosto
08:00 Desayuno
08:30 Oración conjunta
09:00 Actividades simultáneas
- Asamblea regional: temas pendientes: agenda regional, renovación/confirmación de funciones regionales, PAC, Emergencia, Formación, jóvenes, otros propuestos por las diócesis.
- Formación
- Emergencia
11:00 Puesta en común de principales temas. Acuerdos
12:30 Evaluación
13:00 Almuerzo y despedida.
Monday, July 13, 2009
CON ALEGRÍA RECIBIMOS LA ENCÍCLICA SOCIAL DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Con motivo de la nueva encíclica social de S.S. Benedicto XVI, Mons. Oscar Sarlinga nos invita a reflexionar sobre la misma a través de esta edición especial:
..........«CARITAS IN VERITATE»..........
El Santo Padre nos recuerda algo que como diócesis hemos reflexionado en distintos momentos, y que también hemos consignado con nuestro «Plan Pastoral»: “(…) hay también una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad”(1).
Conforme a cómo podamos implementar su estudio en los Decanatos, la Delegación de Catequesis, la Delegación de Pastoral Social, el Grupo de Justicia y Paz, las Escuelas, Colegios, Universidades, y en las distintas asociaciones intermedias, es recomendable que pongamos todo nuestra imaginación y esfuerzo para que este mensaje, que marca un hito en la reflexión humana, social, antropológica y espiritual, llegue a la mayor cantidad posible de personas, y que se procure poner en práctica su enseñaza con todos los medios posibles, incluso los medios de comunicación, razón para lo cual comenzaremos con su presentación en las radios del Obispado y en distintos canales de TV que se encuentran en la jurisdicción de la diócesis y que han ofrecido un espacio para comentarla.
LA ENCÍCLICA
La encíclica Caritas in veritate fechada el día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, está en continuidad con todo el cuerpo de la doctrina social anterior, especialmente del Papa Pablo VI y de Juan Pablo II. De ahí que recuerde los grandes principios del bien común, de la solidaridad, de la subsidiariedad y del desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres. Pero, a la vez, supone un avance al bordar cuestiones nuevas en la situación actual, en especial a la luz de un pensamiento que expresa en la conclusión: Benedicto XVI reclama la necesidad de Dios en la vida pública, porque “sin Dios el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es”. “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”. Sobre la idea recogida en el título del documento, ‘Caritas in veritate’, el Santo Padre explica que “se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad”.
TRAZOS FUNDAMENTALES
De hecho y de derecho, sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador(2). Benedicto XVI concluye recordando que la clave de un verdadero progreso está en el humanismo cristiano: “Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios. La disponibilidad para con Dios provoca la disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa. Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo”.
La encíclica social, tan esperada, tiene una extensión de 64 páginas en su versión española y está distribuida en seis capítulos: ‘El mensaje de la Populorum progressio’, ’El desarrollo humano en nuestro tiempo’, ’Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil’, ’Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente’, ’La colaboración de la familia humana’, y ‘El desarrollo de los pueblos y la técnica’.
En ella, nuestro Papa analiza con claridad y rigor los nuevos problemas de nuestro mundo, especialmente la crisis económica y el tema de la globalización.
En el capítulo dedicado al desarrollo humano en nuestro tiempo, el Papa invoca una nueva del humanismo cristiano frente a algunas distorsiones: una actitud financiera en buena parte especulativa; el fenómeno de las migraciones frecuentemente provocado y no gestionado adecuadamente; la explotación sin reglas de los recursos de la tierra. Trata la cuestión compleja de la globalización o interdependencia planetaria, que no es sólo un tema económico, sino también cultural, en el que los hombres deben ser protagonistas y no víctimas. En la globalización debemos actuar con criterios de caridad y verdad para construir la civilización del amor, orientada por la relacionalidad, comunión y participación.
Con aguda lógica y ágil pluma son tratados temáticamente la relación entre fraternidad, Estado y sociedad civil. Los derechos y deberes humanos: gobiernos y organismos internacionales no pueden olvidar “la objetividad e indisponibilidad de los derechos”. La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento. La importancia de la educación, la bioética y la paz de los pueblos. Frente al laicismo y al fundamentalismo, dos patologías de nuestro tiempo, el Papa defiende el valor de la religión y la contribución de los cristianos desde su fe al bien común.
La Encíclica, continuó, "profundiza la reflexión eclesial sobre cuestiones sociales de gran interés para la humanidad de nuestro siglo, teniendo en cuenta, de modo especial, lo que escribió Pablo VI en 1967 en la "Populorum progressio". la memoria del gran Pontífice Pablo VI, retomando sus enseñanzas sobre el desarrollo humano integral y siguiendo la ruta que han trazado, para actualizarlas en nuestros días. Este proceso de actualización comenzó con la Encíclica Sollicitudo rei socialis, con la que el Siervo de Dios Juan Pablo II quiso conmemorar la publicación de la Populorum progressio con ocasión de su vigésimo aniversario. Hasta entonces, una conmemoración similar fue dedicada sólo a la Rerum novarum. Pasados otros veinte años más, manifiesto mi convicción de que la Populorum progressio merece ser considerada como «la Rerum novarum de la época contemporánea», que ilumina el camino de la humanidad en vías de unificación.(3)
ANTE LA CRISIS GLOBAL
El Papa manifiesta su preocupación por “la complejidad y gravedad de la situación económica actual”, pero considera que “hemos de asumir con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor”. El desarrollo, el bienestar social, y la solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan de la verdad: “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales”, explica el Papa.
Sobre la aportación de la Iglesia ante estos momentos difíciles, apunta que ésta “no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados”. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación.Santo Padre explicó que el documento pone de relieve que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. (...) Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano". El amor en la verdad —caritas in veritate— es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano.
Benedicto XVI subrayó que "Caritas in veritate" "no desea ofrecer soluciones técnicas a los grandes problemas sociales del mundo actual (...), pero recuerda los grandes principios indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, núcleo de todo progreso auténtico; el respeto del derecho a la libertad religiosa; (...) el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto del propio destino". La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo.(4)
"Son necesarios -continuó- hombres rectos tanto en la política como en la economía, que estén sinceramente atentos al bien común". Refiriéndose en concreto a "las emergencias mundiales", el Papa dijo que "es urgente llamar la atención de la opinión pública sobre el drama del hambre y de la seguridad alimenticia", que "hay que afrontar con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres".
El Santo Padre señaló que "la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de recuperar la contribución importante del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, donde la regla no puede ser solo el provecho. Pero esto es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que refuerce los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos". "Es necesario -añadió- un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás". Frente a "los problemas enormes y profundos del mundo actual -dijo- es necesaria una autoridad política mundial regulada por el derecho, que respete los principios de subsidiariedad y solidaridad y se oriente firmemente a la realización del bien común, respetando las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad".
El Papa pidió a los fieles que rezaran para que "esta Encíclica ayude a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en realizar un mundo de justicia y de paz". Asimismo invitó a rezar "por los jefes de Estado y de Gobierno del G-8, que se encuentran en estos días en L'Aquila, para que en esta importante cumbre mundial se tomen decisiones y salgan orientaciones útiles al verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres".
LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y EL DESARROLLO
Sobre las relaciones laborales el Papa subraya la importancia del buen funcionamiento de los sindicatos y recuerda que “la falta de respeto de los derechos humanos de los trabajadores es provocada a veces por grandes empresas multinacionales y también por grupos de producción local”. Subraya que la obtención de beneficios no debe ser el fin último de la empresa: “La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza”. “La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia”, explica.
La Iglesia sostiene siempre que la actividad económica no debe considerarse antisocial. Por eso -recuerda el Papa-, el mercado no es ni debe convertirse en el ámbito donde el más fuerte avasalle al más débil. En efecto, la economía y las finanzas, al ser instrumentos, pueden ser mal utilizados cuando quien los gestiona tiene sólo referencias egoístas. De esta forma, se puede llegar a transformar medios de por sí buenos en perniciosos”, afirma. Y explica que la doctrina social de la Iglesia sostiene sin embargo que se pueden vivir relaciones auténticamente humanas, de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y de reciprocidad, también dentro de la actividad económica y no solamente fuera o “después” de ella.
Hace referencia también a la necesidad de reducir las profundas desigualdades: “En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora”. “Hay también una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados”. El Papa hace una llamada a que los países tecnológicamente más avanzados reduzcan su gasto energético para que se dé “una redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no tienen recursos energéticos puedan acceder a ellos”. Recuerda que “no podemos dejar la creación empobrecida en sus recursos a las nuevas generaciones”.
Pero recuerda que el desarrollo debe tener un alcance mucho más amplio que el meramente económico: “No basta progresar sólo desde el punto de vista económico y tecnológico. El desarrollo necesita ser ante todo auténtico e integral. El salir del atraso económico, algo en sí mismo positivo, no soluciona la problemática compleja de la promoción del hombre, ni en los países protagonistas de estos adelantos, ni en los países económicamente ya desarrollados, ni en los que todavía son pobres”.
EL RESPETO A LA VIDA, BASE DEL AUTÉNTICO DESARROLLO
Benedicto XVI recuerda que la apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo, ya que “la acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca”. “Uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida, que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos”.
Los países más desarrollados están difundiendo “una mentalidad antinatalista, que muchas veces se trata de transmitir también a otros estados como si fuera un progreso cultural”. Sin embargo, el Santo Padre desmonta el mito de la superpoblación como obstáculo para el progreso y recuerda a apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica, ya que grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes: “No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico: baste pensar, por un lado, en la notable disminución de la mortalidad infantil y al aumento de la edad media que se produce en los países económicamente desarrollados y, por otra, en los signos de crisis que se perciben en la sociedades en las que se constata una preocupante disminución de la natalidad”.
LA LIBERTAD RELIGIOSA
También apunta el Papa a “la negación del derecho a la libertad religiosa”, como obstáculo al desarrollo. “La violencia frena el desarrollo auténtico e impide la evolución de los pueblos hacia un mayor bienestar socioeconómico y espiritual”, argumenta.
LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA HUMANA
En el capítulo sobre ‘La colaboración de la familia humana’, para una verdadera solidaridad internacional, el Papa llama a fomentar un mayor acceso a la educación, “no sólo a la instrucción o a la formación para el trabajo, que son dos causas importantes para el desarrollo, sino a la formación completa de la persona”.
Al abordar ‘El desarrollo de los pueblos y la técnica’, recuerda que ésta “se inserta en el mandato de cultivar y custodiar la tierra”. “Cuando predomina la absolutización de la técnica se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos. Así, bajo esa red de relaciones económicas, financieras y políticas persisten frecuentemente incomprensiones, malestar e injusticia; los flujos de conocimientos técnicos aumentan, pero en beneficio de sus propietarios“, y no de la población. El principio de subsidiaridad debe mantenerse íntimamente unido al principio de la solidaridad y viceversa, porque así como la subsidiaridad sin la solidaridad desemboca en el particularismo social, también es cierto que la solidaridad sin la subsidiaridad acabaría en el asistencialismo que humilla al necesitado.(5)
(1) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 49.
(2) Cf BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 9.
(3) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 8.
(4) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 28.
(5) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 58.
..........«CARITAS IN VERITATE»..........
El Santo Padre nos recuerda algo que como diócesis hemos reflexionado en distintos momentos, y que también hemos consignado con nuestro «Plan Pastoral»: “(…) hay también una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad”(1).
Conforme a cómo podamos implementar su estudio en los Decanatos, la Delegación de Catequesis, la Delegación de Pastoral Social, el Grupo de Justicia y Paz, las Escuelas, Colegios, Universidades, y en las distintas asociaciones intermedias, es recomendable que pongamos todo nuestra imaginación y esfuerzo para que este mensaje, que marca un hito en la reflexión humana, social, antropológica y espiritual, llegue a la mayor cantidad posible de personas, y que se procure poner en práctica su enseñaza con todos los medios posibles, incluso los medios de comunicación, razón para lo cual comenzaremos con su presentación en las radios del Obispado y en distintos canales de TV que se encuentran en la jurisdicción de la diócesis y que han ofrecido un espacio para comentarla.
LA ENCÍCLICA
La encíclica Caritas in veritate fechada el día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, está en continuidad con todo el cuerpo de la doctrina social anterior, especialmente del Papa Pablo VI y de Juan Pablo II. De ahí que recuerde los grandes principios del bien común, de la solidaridad, de la subsidiariedad y del desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres. Pero, a la vez, supone un avance al bordar cuestiones nuevas en la situación actual, en especial a la luz de un pensamiento que expresa en la conclusión: Benedicto XVI reclama la necesidad de Dios en la vida pública, porque “sin Dios el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es”. “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”. Sobre la idea recogida en el título del documento, ‘Caritas in veritate’, el Santo Padre explica que “se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad”.
TRAZOS FUNDAMENTALES
De hecho y de derecho, sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador(2). Benedicto XVI concluye recordando que la clave de un verdadero progreso está en el humanismo cristiano: “Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios. La disponibilidad para con Dios provoca la disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa. Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo”.
La encíclica social, tan esperada, tiene una extensión de 64 páginas en su versión española y está distribuida en seis capítulos: ‘El mensaje de la Populorum progressio’, ’El desarrollo humano en nuestro tiempo’, ’Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil’, ’Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente’, ’La colaboración de la familia humana’, y ‘El desarrollo de los pueblos y la técnica’.
En ella, nuestro Papa analiza con claridad y rigor los nuevos problemas de nuestro mundo, especialmente la crisis económica y el tema de la globalización.
En el capítulo dedicado al desarrollo humano en nuestro tiempo, el Papa invoca una nueva del humanismo cristiano frente a algunas distorsiones: una actitud financiera en buena parte especulativa; el fenómeno de las migraciones frecuentemente provocado y no gestionado adecuadamente; la explotación sin reglas de los recursos de la tierra. Trata la cuestión compleja de la globalización o interdependencia planetaria, que no es sólo un tema económico, sino también cultural, en el que los hombres deben ser protagonistas y no víctimas. En la globalización debemos actuar con criterios de caridad y verdad para construir la civilización del amor, orientada por la relacionalidad, comunión y participación.
Con aguda lógica y ágil pluma son tratados temáticamente la relación entre fraternidad, Estado y sociedad civil. Los derechos y deberes humanos: gobiernos y organismos internacionales no pueden olvidar “la objetividad e indisponibilidad de los derechos”. La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento. La importancia de la educación, la bioética y la paz de los pueblos. Frente al laicismo y al fundamentalismo, dos patologías de nuestro tiempo, el Papa defiende el valor de la religión y la contribución de los cristianos desde su fe al bien común.
La Encíclica, continuó, "profundiza la reflexión eclesial sobre cuestiones sociales de gran interés para la humanidad de nuestro siglo, teniendo en cuenta, de modo especial, lo que escribió Pablo VI en 1967 en la "Populorum progressio". la memoria del gran Pontífice Pablo VI, retomando sus enseñanzas sobre el desarrollo humano integral y siguiendo la ruta que han trazado, para actualizarlas en nuestros días. Este proceso de actualización comenzó con la Encíclica Sollicitudo rei socialis, con la que el Siervo de Dios Juan Pablo II quiso conmemorar la publicación de la Populorum progressio con ocasión de su vigésimo aniversario. Hasta entonces, una conmemoración similar fue dedicada sólo a la Rerum novarum. Pasados otros veinte años más, manifiesto mi convicción de que la Populorum progressio merece ser considerada como «la Rerum novarum de la época contemporánea», que ilumina el camino de la humanidad en vías de unificación.(3)
ANTE LA CRISIS GLOBAL
El Papa manifiesta su preocupación por “la complejidad y gravedad de la situación económica actual”, pero considera que “hemos de asumir con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor”. El desarrollo, el bienestar social, y la solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan de la verdad: “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales”, explica el Papa.
Sobre la aportación de la Iglesia ante estos momentos difíciles, apunta que ésta “no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados”. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación.Santo Padre explicó que el documento pone de relieve que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. (...) Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano". El amor en la verdad —caritas in veritate— es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano.
Benedicto XVI subrayó que "Caritas in veritate" "no desea ofrecer soluciones técnicas a los grandes problemas sociales del mundo actual (...), pero recuerda los grandes principios indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, núcleo de todo progreso auténtico; el respeto del derecho a la libertad religiosa; (...) el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto del propio destino". La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo.(4)
"Son necesarios -continuó- hombres rectos tanto en la política como en la economía, que estén sinceramente atentos al bien común". Refiriéndose en concreto a "las emergencias mundiales", el Papa dijo que "es urgente llamar la atención de la opinión pública sobre el drama del hambre y de la seguridad alimenticia", que "hay que afrontar con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres".
El Santo Padre señaló que "la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de recuperar la contribución importante del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, donde la regla no puede ser solo el provecho. Pero esto es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que refuerce los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos". "Es necesario -añadió- un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás". Frente a "los problemas enormes y profundos del mundo actual -dijo- es necesaria una autoridad política mundial regulada por el derecho, que respete los principios de subsidiariedad y solidaridad y se oriente firmemente a la realización del bien común, respetando las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad".
El Papa pidió a los fieles que rezaran para que "esta Encíclica ayude a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en realizar un mundo de justicia y de paz". Asimismo invitó a rezar "por los jefes de Estado y de Gobierno del G-8, que se encuentran en estos días en L'Aquila, para que en esta importante cumbre mundial se tomen decisiones y salgan orientaciones útiles al verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres".
LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y EL DESARROLLO
Sobre las relaciones laborales el Papa subraya la importancia del buen funcionamiento de los sindicatos y recuerda que “la falta de respeto de los derechos humanos de los trabajadores es provocada a veces por grandes empresas multinacionales y también por grupos de producción local”. Subraya que la obtención de beneficios no debe ser el fin último de la empresa: “La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza”. “La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia”, explica.
La Iglesia sostiene siempre que la actividad económica no debe considerarse antisocial. Por eso -recuerda el Papa-, el mercado no es ni debe convertirse en el ámbito donde el más fuerte avasalle al más débil. En efecto, la economía y las finanzas, al ser instrumentos, pueden ser mal utilizados cuando quien los gestiona tiene sólo referencias egoístas. De esta forma, se puede llegar a transformar medios de por sí buenos en perniciosos”, afirma. Y explica que la doctrina social de la Iglesia sostiene sin embargo que se pueden vivir relaciones auténticamente humanas, de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y de reciprocidad, también dentro de la actividad económica y no solamente fuera o “después” de ella.
Hace referencia también a la necesidad de reducir las profundas desigualdades: “En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora”. “Hay también una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados”. El Papa hace una llamada a que los países tecnológicamente más avanzados reduzcan su gasto energético para que se dé “una redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no tienen recursos energéticos puedan acceder a ellos”. Recuerda que “no podemos dejar la creación empobrecida en sus recursos a las nuevas generaciones”.
Pero recuerda que el desarrollo debe tener un alcance mucho más amplio que el meramente económico: “No basta progresar sólo desde el punto de vista económico y tecnológico. El desarrollo necesita ser ante todo auténtico e integral. El salir del atraso económico, algo en sí mismo positivo, no soluciona la problemática compleja de la promoción del hombre, ni en los países protagonistas de estos adelantos, ni en los países económicamente ya desarrollados, ni en los que todavía son pobres”.
EL RESPETO A LA VIDA, BASE DEL AUTÉNTICO DESARROLLO
Benedicto XVI recuerda que la apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo, ya que “la acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca”. “Uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida, que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos”.
Los países más desarrollados están difundiendo “una mentalidad antinatalista, que muchas veces se trata de transmitir también a otros estados como si fuera un progreso cultural”. Sin embargo, el Santo Padre desmonta el mito de la superpoblación como obstáculo para el progreso y recuerda a apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica, ya que grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes: “No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico: baste pensar, por un lado, en la notable disminución de la mortalidad infantil y al aumento de la edad media que se produce en los países económicamente desarrollados y, por otra, en los signos de crisis que se perciben en la sociedades en las que se constata una preocupante disminución de la natalidad”.
LA LIBERTAD RELIGIOSA
También apunta el Papa a “la negación del derecho a la libertad religiosa”, como obstáculo al desarrollo. “La violencia frena el desarrollo auténtico e impide la evolución de los pueblos hacia un mayor bienestar socioeconómico y espiritual”, argumenta.
LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA HUMANA
En el capítulo sobre ‘La colaboración de la familia humana’, para una verdadera solidaridad internacional, el Papa llama a fomentar un mayor acceso a la educación, “no sólo a la instrucción o a la formación para el trabajo, que son dos causas importantes para el desarrollo, sino a la formación completa de la persona”.
Al abordar ‘El desarrollo de los pueblos y la técnica’, recuerda que ésta “se inserta en el mandato de cultivar y custodiar la tierra”. “Cuando predomina la absolutización de la técnica se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos. Así, bajo esa red de relaciones económicas, financieras y políticas persisten frecuentemente incomprensiones, malestar e injusticia; los flujos de conocimientos técnicos aumentan, pero en beneficio de sus propietarios“, y no de la población. El principio de subsidiaridad debe mantenerse íntimamente unido al principio de la solidaridad y viceversa, porque así como la subsidiaridad sin la solidaridad desemboca en el particularismo social, también es cierto que la solidaridad sin la subsidiaridad acabaría en el asistencialismo que humilla al necesitado.(5)
(1) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 49.
(2) Cf BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 9.
(3) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 8.
(4) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 28.
(5) BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 58.
Thursday, July 02, 2009
MEDIDAS PASTORALES A TOMAR RESPECTO DE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA DE LA GRIPE A
Estimados sacerdotes y miembros de los consejos presbiteral y pastoral:
Considerando las consultas que se han hecho desde este obispado a las autoridades de Salud Pública de la Provincia, en respuesta a la situación de emergencia de la llamada "gripe A", solicitamos que implementen a partir de la fecha y hasta que las autoridades correspondientes informen que ha cesado el riesgo de contagio en la medida emergente en que se encuentra, las siguientes medidas en el ejercicio del ministerio y en las diversas concentraciones.
1) Recomendar vivamente que los enfermos diagnosticados o los que presentan signos o
síntomas de infección en vías respiratorias no concurran a las reuniones o
celebraciones religiosas.
2) Hacer ventilar los lugares de reunión, como por ejemplo templos y salones,
antes, durante y luego de realizada la celebración, reunión o actividad pastoral.
3) Suspender los encuentros de catequesis al menos hasta
la reanudación de las clases escolares, esperando las instrucciones de las autoridades sanitarias.
4) Advertir a los fieles que participan en las celebraciones que eviten el contacto personal del modo como es conocido que puede transmitirse el virus de la gripe y no se expongan a bajas temperaturas.
5) Avisar a todos los fieles que por razones sanitarias es recomendable y preferible recibir la Comunión en la mano.
7) Comunicar al sacerdote que preside la Eucaristía a que avise las razones por las cuales no se dará el saludo de la paz (el cual, por lo demás, es optativo). O bien puede suplirse el modo como suele darse en nuestro pueblo con un gesto que no implique contacto físico.
Estas recomendaciones tendrán vigencia hasta tanto se reciban otras indicaciones de las autoridades competentes.
Hasta el presente, las autoridades sanitarias de ningún modo han siquiera sugerido que deban suspenderse las celebraciones religiosas.
El Obispado no promoverá ningún acto religioso de carácter masivo, diocesano ni interparroquial, hasta que se tengan las garantías correspondientes de parte de las autoridades a quienes compete darlas, en bien de la salud de nuestro pueblo.
La presente comunicación se expide por solicitud del Obispado de Zárate-Campana, quien pide a los consejos y a los decanatos que presenten también las sugerencias o aportes que consideren necesarios para tomar ulteriores medidas en vistas a colaborar en la no-extensión de esta forma de gripe que afecta a nuestro país, y que todos los responsables de las parroquias, asociaciones y movimientos católicos estén en permanente consulta con los responsables de salud pública de sus respectivos partidos y/o ciudades.
Considerando las consultas que se han hecho desde este obispado a las autoridades de Salud Pública de la Provincia, en respuesta a la situación de emergencia de la llamada "gripe A", solicitamos que implementen a partir de la fecha y hasta que las autoridades correspondientes informen que ha cesado el riesgo de contagio en la medida emergente en que se encuentra, las siguientes medidas en el ejercicio del ministerio y en las diversas concentraciones.
1) Recomendar vivamente que los enfermos diagnosticados o los que presentan signos o
síntomas de infección en vías respiratorias no concurran a las reuniones o
celebraciones religiosas.
2) Hacer ventilar los lugares de reunión, como por ejemplo templos y salones,
antes, durante y luego de realizada la celebración, reunión o actividad pastoral.
3) Suspender los encuentros de catequesis al menos hasta
la reanudación de las clases escolares, esperando las instrucciones de las autoridades sanitarias.
4) Advertir a los fieles que participan en las celebraciones que eviten el contacto personal del modo como es conocido que puede transmitirse el virus de la gripe y no se expongan a bajas temperaturas.
5) Avisar a todos los fieles que por razones sanitarias es recomendable y preferible recibir la Comunión en la mano.
7) Comunicar al sacerdote que preside la Eucaristía a que avise las razones por las cuales no se dará el saludo de la paz (el cual, por lo demás, es optativo). O bien puede suplirse el modo como suele darse en nuestro pueblo con un gesto que no implique contacto físico.
Estas recomendaciones tendrán vigencia hasta tanto se reciban otras indicaciones de las autoridades competentes.
Hasta el presente, las autoridades sanitarias de ningún modo han siquiera sugerido que deban suspenderse las celebraciones religiosas.
El Obispado no promoverá ningún acto religioso de carácter masivo, diocesano ni interparroquial, hasta que se tengan las garantías correspondientes de parte de las autoridades a quienes compete darlas, en bien de la salud de nuestro pueblo.
La presente comunicación se expide por solicitud del Obispado de Zárate-Campana, quien pide a los consejos y a los decanatos que presenten también las sugerencias o aportes que consideren necesarios para tomar ulteriores medidas en vistas a colaborar en la no-extensión de esta forma de gripe que afecta a nuestro país, y que todos los responsables de las parroquias, asociaciones y movimientos católicos estén en permanente consulta con los responsables de salud pública de sus respectivos partidos y/o ciudades.
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