Thursday, March 05, 2009

ORDENACIÓN DE UN DIÁCONO, EN CAMINO AL SACERDOCIO MINISTERIAL


El sábado 21 de febrero S.E. Mons. Oscar D. Sarlinga ha ordenado diácono al acólito Alfredo Meóniz, en la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, de Maquinista Savio, adscribiéndolo a la misma parroquia, cuyo párroco es Mons. Justo Rodríguez Gallego.

El Obispo se refirió en la homilía a la necesidad de ver en Jesucristo al Hijo de Dios, “verdadero Dios y verdadero Hombre”, para desde allí, con espíritu de fe, ver también en la Iglesia el “Cuerpo de Cristo” como lo dice San Pablo, y el “Pueblo de Dios” (como surge de algunas expresiones de la Biblia, y como lo ha afirmado el Concilio Vaticano II). Pidió también la unidad de la Iglesia en el Amor, a comenzar por la unidad con el Santo Padre, Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. Dijo además que en una Iglesia particular donde hay “Templo” (comenzando por el “Templo espiritual, como “piedras vivientes”, donde hay “misión” y donde hay “atención preferencial a los más pobres”, se da la bendición que hace crecer a esa porción del Pueblo de Dios, incluso más de lo que podamos pensar.

Citó luego al Papa Benedicto XVI, refiriéndose a la formación de los candidatos al sacerdocio, al precisar luego que para "lograr presbíteros según el corazón de Cristo", el Papa acababa de indicar que "se ha de poner la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos, y pedir con gran fe al Señor, 'Dueño de la mies', que envíe numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, uniendo siempre a esta súplica el afecto y la cercanía a quienes están en el seminario con vistas a las sagradas órdenes".

Por otro lado, prosiguió, "la necesidad de sacerdotes para afrontar los retos del mundo de hoy, no debe inducir al abandono de un esmerado discernimiento de los candidatos, ni a descuidar las exigencias necesarias, incluso rigurosas, para que su proceso formativo ayude a hacer de ellos sacerdotes ejemplares".

Seguidamente el Papa explicó que "hoy más que nunca, es preciso que los seminaristas, con recta intención y al margen de cualquier otro interés, aspiren al sacerdocio movidos únicamente por la voluntad de ser auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo que, en comunión con sus Obispos, lo hagan presente con su ministerio y su testimonio de vida" (Cf Benedicto XVI, Audiencia a los participantes de la Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, Vaticano, 20 de febrero).

Instó al ordenando a nada anteponer al Amor de Cristo y a su Corazón Misericordioso, a estar siempre al servicio del Pueblo de Dios, como auténtico discípulo y misionero, y a procurar con todo el corazón hacer carne en su ministerio la dimensión misionera de toda la pastoral, entregándose a la edificación sincera, sin divisiones, sin peleas, de la Iglesia que es nuestra Madre y que está llamada esencialmente a evangelizar.

Asimismo, lo exhortó a confiarse siempre en el Buen Pastor, el cual, “en los momentos de oscuridad de nuestra vida, que equivalen a las oscuras quebradas de las que habla el Salmo, nunca nos abandona, razón por lo cual no debemos temer” y a aferrarse de la mano de la Virgen, Madre de la Iglesia, que nos acompaña en nuestro caminar.