Friday, November 27, 2009

4to. ANIVERSARIO DE LA COMUNIDAD CENÁCULO


La Comunidad Cenáculo, situada en Parque Sakura, partido de Exaltación de la Cruz (intersección de la ruta 6 y 8) invita a participar de las celebraciones que tendrán lugar el día 5 de Diciembre, según el siguiente programa:

Comunità Cenacolo - Argentina
Nuestra Señora de Luján

Sábado 5 de Diciembre
4to. Aniversario


12 hs. Santa Misa
Presidida por el Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga

Bendición de la nueva capilla


15 hs. Rezo del Santo Rosario
Testimonios y canciones


18 hs. Adoración Eucarística


20 hs. Musical Bíblico

habrá sandwiches, dulces y bebidas para la venta.


INFORMES: COMUNITÀ CENACOLO

Alicia Uriburu 011.4815.6933
P. Carlos Chaves 011.15.6685.0298

Coloquios para jóvenes y familias
Segundos y cuartos sábados del mes
(en Diciembre y Enero se suspenden)

Lugar:
Parroquia Sagrada Eucaristía
Santa Fe 4320 - Plaza Italia - Bs. As.
Horario 10 hs.
www.comunitacenacolo.it

Tuesday, November 10, 2009

PEREGRINACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS» DE ZÁRATE CAMPANA A LUJÁN: «PARA RENOVAR EN NUESTRA SOCIEDAD ARGENTINA EL REALISMO DE LA ESPERANZA»

Con una espléndida tarde de sábado y una buena mañana de domingo, tal como ha venido haciéndose tradicional en estos últimos años, va cobrando una magnitud cada vez más grande la peregrinación popular de los partidos que componen la diócesis de Zárate-Campana a la Basílica de Luján, donde se encuentra la imagen de la Patrona del Pueblo Argentino. La columna de peregrinos, “como gran brazo del Paraná, como un río de vida” (dijo Mons. Sarlinga), salió de la ciudad de Zárate el sábado 7 a las 16, pasó por Campana a las 18 y luego de atravesar Los Cardales (en el partido de Exaltación de la Cruz) hizo su paso por Open Door y llegó, en la parte integrada por quienes más velozmente hicieron “el camino de fe”, hasta la Basílica de Luján, entre las 02 y 03 del domingo 7. Al trayecto trazado fueron incorporándose los peregrinos del partido de Baradero (quienes llegaron en ómnibus), del partido de Escobar y del partido de Pilar.

“Es un signo de la fe de nuestra gente, y del deseo de vivir en paz y fraternidad” dijeron algunos peregrinantes, entre los cuales se veía muchos jóvenes e incluso familias enteras. El carácter interinstitucional de este acontecimiento de fe se manifestó en la coordinación de la seguridad desde la dirección de culto de la Provincia de Buenos Aires, la participación de los municipios, la Defensa civil, de las distintas Jefaturas Departamentales, de la Cruz Roja y de los Bomberos voluntarios de los partidos, todos los cuales en todo momento acompañaron y asistieron a la larga hilera peregrinante (que alcanzó los 15 km a las 20 hs del día sábado). Las radios FM “Santa María” del Obispado, tanto de Campana como de Matheu transmitieron todo en directo e interconectaron a los peregrinos.

La peregrinación superó en mucho a las anteriores. Los cálculos de la policía local, considerando la continua hilera de fieles arrojó la presencia de unas 20.000 personas, dato considerable, dada la distancia desde Zárate hasta Luján, y que, habiendo nacido de modo espontáneo, “de la fe del pueblo”, viene aumentando a paso vivo precisamente en los últimos años, al punto que se ha debido prever una contención de carácter interinstitucional de la colaboración en la peregrinación, por lo cual se brinda asistencia espiritual, sanitaria y de acompañamiento y protección, sólo en el trayecto trazado de la peregrinación. Las autoridades civiles y eclesiásticas pidieron que todos ayuden a cuidar a feligreses y ciudadanos, solicitando “Ayudemos a cuidar a nuestros hermanos”.

Este año el lema ha sido: "Madre, ayúdanos a vivir la caridad en la verdad", con un sentido especial de reafirmar solidaridad, fraternidad y esperanza, y con la voluntad de poner en práctica la doctrina social de la Iglesia, que expresó últimamente la carta encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate, la cual, desde su aparición, había sido estudiada propuesta para poner en práctica en distintos proyectos formativos, educativos y sociales de la diócesis de Zárate-Campana.

Quienes esperaban la llegada de las columnas de gente desde la Basílica pudieron ver que, al llegar a ésta, que tenía las puertas abiertas desde las 02 del domingo, los peregrinos fueron quedándose en el templo para rezar, muchos para confesarse (se veía que había confesores desde las 03 de la madrugada) y otros cumplían la promesa y partían, de modo de el templo iba reciclándose en la presencia de los fieles, los cuales lo llenaban por completo en un arco de varias horas. A las 06 tuvo lugar la misa central, concelebrada por el obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar Sarlinga, junto con numerosos sacerdotes de su diócesis.

Después de referirse brevemente a la historia del Milagro de Luján, el obispo enfocó la homilía en el desarrollo integral, en la necesidad de la esperanza y de la concordia para la integración social y para ponerse a caminar, y en la perspectiva del bien común, concepto clave de la doctrina social de la Iglesia. Citó al Papa Benedicto XVI cuando dijo que "se corre el riesgo de que no se respeten los derechos humanos" cuando "se les priva de su fundamento trascendente" (Caritas in veritate, 56), es decir, cuando se olvida que "Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre en cuanto, habiéndolo creado a su imagen, funda también su dignidad trascendente" –dicho en la misma encíclica, n. 29, recordó-. Acto seguido acotó que la solidaridad, sin la cual no se puede construir una sociedad justa y una civilización digna, es principalmente una virtud para vivir en la vida concreta (también la económica y social) y que por eso puede también llamarse “caridad social”, y que expresa una idea viviente de unidad, cohesión en la libertad y colaboración. “Si una sociedad prescindiera de ella, se terminaría disgregando”, mencionó.

Dijo también Mons. Sarlinga que, en ese sentido, la solidaridad vivida de verdad, con justicia y paz, “incluso hasta que duela” la cual “todos nosotros que estamos aquí, los primeros, tenemos que esforzarnos por practicar” –agregó- es la que “nos ayudará a «poner mente, corazón, hombro y manos a la obra» con alegría, a superar divisiones, discordias, siendo todo ello algo tan necesario para construir una vida digna”.

Por último, terminó pidiendo a la Virgen de Luján por el pueblo argentino, por el sentido y la vivencia de la fe, por la paz y unidad en las familias, por el trabajo y la equidad y el desarrollo de nuestro país, nunca perdiendo la esperanza, “más aún, sobre todo contando en los corazones con una gran esperanza, porque si se la pierde, se pierde el motor de toda obra que mira hacia delante”. “Precisamos renovar cada día el realismo de la esperanza”, concluyó, ante la escucha atenta de la Basílica repleta.

Friday, November 06, 2009

NUEVA ORDENACIÓN SACERDOTAL PARA LA DIÓCESIS DE ZÁRATE-CAMPANA

Una nueva ordenación sacerdotal ha venido a ser causa de alegría y crecimiento del clero de Zárate-Campana, dentro de la continuidad del Año Paulino con el Año Sacerdotal. El sábado 31 de octubre el Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga confirió el orden presbiteral al Diác. Alfredo Meóniz, quien hasta ahora había venido desempeñándose en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Maquinista Savio. Con las dos ordenaciones presbiterales que están previstas para el mes de diciembre (de los dos diáconos que actualmente terminan sus estudios teológicos en la Facultad de Teología), serán cinco los nuevos sacerdotes, que desde abril del pasado año han sido incorporados al presbiterio.

Como seminarista, Alfredo Meóniz realizó sus estudios en el Seminario de Gualeguaychú, y los concluyó en el Seminario de Mercedes-Luján. Habiendo recibido la ordenación diaconal, el Obispo lo adscribió a la parroquia de la Inmaculada Concepción, de Maquinista Savio, donde ahora quedará como vicario parroquial.

En la ceremonia de ordenación presbiteral, que tuvo lugar en la iglesia de la Inmaculada Concepción, se hallaban presesentes una veintena de sacerdotes (entre los cuales el vicario general, mons. Galuppo, el pro-vicario general y Rector del Seminario "San Pedro y San Pablo", mons. Santiago Herrera, el Rector del Seminario de Mercedes, mons. Darío Kling, el director de estudios del Seminario de Gualeguaychú, Pbro. Joaquín González, el cura párroco mons. Justo Rodríguez Gallegos y otros), los diáconos permanentes y en camino al sacerdocio ministerial, los seminaristas del Seminario "San Pedro y San Pablo", las religiosas de la Madre Teresa de Calcuta, las religiosas de la Caridad de Miyasaki, y numerosos fieles, entre los cuales muchos jóvenes.

La comunidad parroquial recibió con júbilo la noticia de la permanencia del Pbro. Alfredo Meóniz como vicario parroquial en Maquinista Savio, comunidad situada entre los partidos de Pilar y Escobar, y cuya jurisdicción parroquial cuenta con cerca de 80.000 habitantes. La parroquia, cuyo párroco es mons. Justo Rodríguez Gallego, nació como misionera, y cuenta con un grupo misionero que ha prestado servicios en distintos lugares de la diócesis de Zárate-Campana, desde que se asumió como prioridad pastoral el estado de misión. Actualmente presta su servicio sacerdotal de fin de semana en la misma parroquia el Pbro. Nicolás Guidi, quien es prefecto de la vida común del Seminario "San Pedro y San Pablo", y la parroquia cuenta también con los servicios de un diácono permanente, y un grupo de laicos formados, entre los cuales algunos que participan de la Escuela de Ministerios de la diócesis.

A continuación, la homilía del Sr. Obispo:

Iglesia de la Inmaculada Concepción
Maquinista Savio
31 de octubre de 2009

(Luego de saludar cordialmente en primer lugar a la mamá del ordenando, al mismo Alfredo, que recibiría el presbiterado, a su familia, a los sacerdotes –en especial al vicario general, al pro-vicario general y Rector del Seminario de Zárate-Campana, al Rector del Seminario de Mercedes-Luján, al Director de estudios del Seminario de Gualeguauchú- diáconos, seminaristas, religiosos, religiosas y a todos los fieles que asistían a la ceremonia, el Obispo dijo la siguiente homilía)

En este día tan gozoso, en esta circunstancia solemne y en pleno Año Sacerdotal, convocado por nuestro Papa Benedicto XVI, me dirijo ante todo a nuestro hermano Alfredo, quien va a recibir la gracia del sacerdocio ministerial:

Hoy es un día de Gracias, en el que Jesús nos vuelve a llamar, golpeando a nuestro corazón: "No los llamo siervos... les digo amigos" (Jn 15, 15). Así les dijo Cristo a sus discípulos y nos lo dice hoy. Estas palabras de Jesús tienen que ver profundamente con el lema sacerdotal que has elegido, Alfredo, y que has tomado de la carta a los colosenses, de San Pablo: "Revístanse de misericordia" (Col. 3,12). Se trata de esa misericordia que derriba todo muro de enemistad y de odio, y que nos abre el camino a la amistad en Cristo, a ser «un solo corazón».

Querido Alfredo: el Señor te ha revestido de Misericordia desde que te eligió, como lo ha hecho con todos nosotros, desde la eternidad, antes que fuéramos formados en el vientre de nuestra madre. La historia de nuestra vida está en manos de Dios, pero lo que podemos decir es que desde hace tiempo (sacramentalmente desde el Bautismo y en lo vivencial desde la asunción personal de tu conciencia de vocación cristiana) estás asociado íntimamente a la vida de Cristo. Has seguido a Jesucristo, quien te invitaba a consagrarte enteramente a su misión. El Seminario, la experiencia en parroquia, la formación en parroquia al amparo de la Virgen Inmaculada, te han plasmado en esa «historia de tu seguimiento al Señor».

La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, te ha elegido para el orden presbiteral, porque el Señor te eligió. Has sido elegido para "apacentar el rebaño del que el Espíritu Santo los ha hecho guardianes", como dijo San Pablo a los presbíteros de Efeso, esto es, para ser sacerdote, que sirva a su grey, camine al frente de ella y con ella. Ni sólo «al frente de ella» (podrías aislarte y podrían no seguirte) ni sólo «con ella» en un sentido en que se diluyera el sentido de tu guía. Con ella y al frente de ella, como el que sirve. Auguro hoy que el Lavatorio de los pies, del Jueves Santo, sea una imagen viviente que te guíe en tu ministerio sacerdotal.

A través del sacerdocio ministerial, es Cristo resucitado el que actúa, glorificado por la mano de Dios y puesto por su Padre en posesión del Espíritu Santo prometido (cf. Hch 2, 23); ese Cristo es quien actúa en nuestro ministerio. Porque El es el Principio, El es la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia (cf. Col 1, 18). Por el pecado de los miembros, a veces puede obscurecerse la mirada respecto de la Luz de la fe, pero es claro que en el Espíritu Santo, Cristo prosigue su obra por medio de aquellos a quienes ha constituido Pastores y que no cesan de transmitir ese don espiritual. En el caso de los Obispos, mediante la imposición de las manos, como "los sarmientos por los que se transmite la semilla apostólica"(cf. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 20)

De manos del Obispo y por su oración recibes la misión de santificar al Pueblo de Dios. En este sentido, sos padre, por ello has de transmitir la vida de Cristo por medio de los sacramentos que celebras. Sigue interesándote siempre en preparar a los fieles laicos para estos sacramentos y en animarlos a vivir en ellos con perseverancia, con luz y sal que transformen la sociedad de hoy.

Querido hermano, que tu oración no deje de acompañar a vuestro pueblo por los caminos de la santidad. Contribuye a preparar, con la gracia del Señor, una Iglesia sin tacha y sin arruga, de la que es símbolo la nueva Jerusalén de que nos habla el Apocalipsis. "la esposa ataviada para su Esposo" (Ap 21, 21).

Traé siempre al redil con misericordia a quienes se han alejado, velá por todo el rebaño y defendélo, como clamaba San Pablo (Hch 20, 29-31), al mismo tiempo que procurá suscitar un espíritu cada vez más misionero. Buscá en todo la comunión y la edificación del Cuerpo de Cristo. Recordá siempre que la verdadera autoridad, la auténtica, la autoridad según Jesús, es la de Buen Pastor que conoce a sus ovejas y está atento a cada una de ellas; la de Padre que lo es a tal título por su espíritu de amor y dedicación; la de «administrador», y no «dueño», mucho menos «dominador», la del administrador, decía, que siempre está dispuesto a dar cuentas a su Señor y a la Iglesia; es la actitud del "ministro", que está en medio de los suyos "como quien sirve" y dispuesto a dar su vida.


La misión puntual que se te confía, requiere de vos, además de la autoridad verdadera y del servicio hasta dar la vida, la prudencia y sabiduría de los "ancianos", «presbyteroi», y el espíritu de equidad y paz; la fidelidad a la Iglesia, una pureza ejemplar de doctrina y de vida. Se trata en definitiva de conducir a los fieles (y de caminar junto con ellos, como hemos dicho) hacia la santidad de nuestro Señor. Siendo «ministros» no dejamos formar parte del «Pueblo», ese Pueblo sacerdotal que es la Iglesia. Tu misión tratará de ayudar a todos a vivir el mandamiento nuevo del Amor fraternal, que Jesús nos dejó corno testamento (Jn 13, 24).

San Pedro escribía a los "ancianos'": "Apacentad el rebaño de Dios... según Dios... sirviendo de ejemplo al rebaño" (1 Pe 5. 2-5). Así proveerás al bien de la edificación de la Iglesia, tan vapuleada, algunas veces, no menos, socavada desde dentro, no siempre con malicia, no pocas veces a causa del «creerse dueños», eso socava desde dentro.

Alfredo, poné al servicio de la Iglesia las cualidades con las que el Señor te dotó: tu espíritu de oración, dedicación, laboriosidad, sentido de la responsabilidad. Poné todas esas cualidades hoy, como ofrenda, en el Corazón de Jesucristo, Pontífice de nuestra fe.

Tu ministerio ayudará a formar conciencias según la ley de Dios, la Ley Nueva del Espíritu Santo. Además, educando a las conciencias en orden a las responsabilidades y a la comunión en la Iglesia, contribuirás a formar ciudadanos honrados y valientes como el país los necesita; artífices de la concordia y del amor fraternal sin frontera, preocupados de un desarrollo armonioso principalmente entre aquellos más pobres y necesitados.

Querido hermano, este ideal no debe asustarte. Al contrario, debe animarte y servirte de motivo de esperanza. Ciertamente, llevamos el tesoro del orden sagrado en vasos de barro, o de arcilla (cf. 2 Cor 4, 7). El Apóstol Pablo tenía una conciencia muy acabada de dicha realidad. Pero sometiendo «con humildad» toda nuestra persona a Cristo que nos llama a representarlo, estemos seguros de su gracia, de su fuerza, de su paz. Siguiendo las palabras de San Pablo, como tu Obispo, te digo también hoy: "yo los encomiendo al Señor y a la palabra de su gracia" (Hch 20, 32), y en un sentido espiritual, como esas bendiciones bíblicas que están en el ritual de los matrimonios, «que veas a los hijos de tus hijos, y que sean en ti benditos hasta la tercera y la cuarta generación». ¡Que Dios sea glorificado en tu persona sacerdotal y en tu ministerio!.

Con la ayuda de la Inmaculada Madre de Dios, María Santísima.