Thursday, October 08, 2009

NUEVO CURA PÁRROCO EN COCATEDRAL DE NATIVIDAD DEL SEÑOR

El sábado 3 de octubre fue puesto en posesión por parte de Mons. Oscar D. Sarlinga el nuevo cura párroco de la Natividad del Señor, de Belén de Escobar. Se trata del Pbro. Daniel Bevilacqua, quien será ayudado en su misión por Mons. Marcelo Monteagudo, los sacerdotes de la sociedad de San Juan (principalmente el P. Guilermo Striebeck), el diácono adscripto Alfredo Antonelli, y otros sacerdotes que comenzarán su labor en la parroquia a partir de 2010.
La misa, que fue celebrada a las 11, contó con la concelebración de una veintena de sacerdotes y muy numerosos fieles, que colmaron el templo, el cual se halla en plena restauración.
Ofrecemos a continuación la homilía de Mons. Oscar Sarlinga


"Hemos escuchado en la lectura del Libro del Apocalipsis (3,17 ss) lo que el Espíritu dice al Ángel de la iglesia de Filadelfia, en el Salmo 22, que nuestro Pastor es el mismo Señor, y en el Evangelio (Jn 20,19 ss) que nuestro mismo Señor Resucitado nos desea, nos manda, diría, la Paz, que viene de Él y que constituye nuestra vida misma, como cristianos, en la Iglesia y en el mundo. La Iglesia ha nacido de los dones del Espíritu Santo: el arrepentimiento y la fe en el Señor resucitado. Ella se ve impulsada por el mismo Espíritu en cada época a llevar la buena nueva de nuestra reconciliación con Dios en Cristo a toda la humanidad (cf. Ap 5,9).

El trozo del libro del Apocalipsis que se acaba de proclamar nos dice que el Señor, el Santo, el Verdadero, manda al Escritor Sagrado el escribir al Ángel de la Iglesia en Filadelfia, aquella a la que Dios mismo anima para que conserven todo lo bueno y verdadero, para que sea columna de su Templo. Ya desde los tiempos patrísticos ha habido interpretaciones acerca de que las siete iglesias del Apocalipsis corresponden a siete épocas sucesivas o edades en el desarrollo de la Iglesia en la historia. La fidelidad de la iglesia de Filadelfia consiste en que guarda la Palabra de Dios, y su Amor, realizado en el cuerpo eclesial; por eso, nunca verá muerte (Cf Jn 8,51).

La llave de David a la que hace alusión la Escritura nos lleva a la presencia de Dios y, ello, a tener un corazón conforme a su Amor, porque el ser humano mira meramente lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón, como cuando eligió a David y dijo al profeta: “Levántate y úngelo, porque éste es…y desde aquel día en adelante el Espíritu del Señor vino sobre David… (I Samuel 16,07 y 12). Si conservamos la fidelidad, pese a la debilidad humana, tendremos la fuerza de Dios (Cf. Ap 3,8); lo importante es reconocer que somos débiles y que necesitamos de la fuerza divina, sin complacernos ni gloriarnos a nosotros mismos, sino en la Gracia, para que repose en nosotros el poder de Cristo (Cf II Corintios 12,9).

Todo lo podemos, si Él nos envía, y aceptamos ese envío con humildad, la verdadera humildad, la única, que es la de sabernos totalmente necesitados de Dios, porque, el que se enaltece, será humillado, y el que se humilla, será enaltecido (Cf Mt 23,12). Con humildad, guardaremos su Palabra (Cf Ap 3,10).

"Paz a ustedes" (Jn 20,19), nos dijo el Señor, y con estas palabras, las primeras que el Señor Resucitado dirigió a sus discípulos, nos saluda hoy a todos nosotros, quienes estamos aquí, en esta iglesia de la Natividad del Señor, de Belén de Escobar.

A la ciudad de Escobar han confluido desde su fundación diversas corrientes inmigratorias, en especial de italianos, portugueses, japoneses, y más recientemente bolivianos, junto con otros. Ella tiene buenos motivos para alabar la capacidad de las generaciones pasadas de aglutinar grupos de inmigrantes muy diferentes en la unidad de la fe católica y en el esfuerzo común por difundir el Evangelio, el sentido de pertenencia a la Iglesia, desde la libertad religiosa, derecho fundamental, y desde nuestro derecho-deber de evangelizar, porque, como comunidad católica consciente de su rica multiplicidad, la Iglesia en Escobar ha apreciado cada vez más plenamente la importancia de que cada individuo y grupo aporte su propio don particular al conjunto. Ahora estamos dispuestos a afrontar nuevos desafíos evangelizadores (pensemos en el crecimiento inmenso de la población en este partido) con la esperanza que nace del amor de de Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. (cf. Rm 5,5).

En la toma de posesión de un nuevo párroco, reiteramos la llamada urgente de los Apóstoles a la conversión para el perdón de los pecados y para implorar al Señor una nueva efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia en esta ciudad, en este partido. Una parroquia, en tanto comunidad de comunidades, forma parte de la unidad de Iglesia que es la diócesis, la cual, como la Iglesia universal, es comunidad estructurada visible, y a la vez comunión espiritual, cuerpo místico animado por los múltiples dones del Espíritu y sacramento de salvación para toda la humanidad(1). Que este día sea para todos los católicos de esta comunidad una ocasión para reafirmar su unidad en la fe apostólica, para ofrecer a sus contemporáneos una razón convincente de la esperanza que los inspira (cf. 1 P 3,15) y para renovar su celo misionero al servicio de la difusión del Reino de Dios.

Exhorto hoy al Padre Daniel, vuestro nuevo párroco, que como Pastor ayude a esta porción del Pueblo de Dios a vivir en la esperanza, pues nos dice San Pablo, "en esperanza fuimos salvados" (Rm 8,24), así como también el Papa Benedicto nos recuerda que podemos vivir una vida renovada, en Cristo, porque quien tiene esperanza ha de vivir de otra manera (2). Que ustedes, mediante sus plegarias, el testimonio de su fe y la fecundidad de su caridad, indiquen el camino hacia ese horizonte inmenso de esperanza que Dios está abriendo también hoy a su Iglesia, más aún, a toda la humanidad: la visión de un mundo reconciliado y renovado en Jesucristo, nuestro Salvador. A Él honor y gloria, ahora y siempre. Amén



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1.Cf CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
2.Cf. BENEDICTO XVI, Enc. Spe Salvi, 2.
3.Obispado de Zárate-Campana, “Carta pastoral del Obispo con motivo del Año Paulino".

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