2014-01-06 Radio Vaticana
(RV).- Pidamos la alegría de evangelizar y que los corazones se abran
para recibir el anuncio cristiano. «Me gustaría decir a aquellos que se
sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los
indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo
hace con gran respeto y amor!» (EG 113). «¡Que María nos ayude a ser
discípulos y misioneros, pequeñas estrellas que reflejan su luz!» dijo
el Papa Francisco, introduciendo el rezo a la Madre de Dios, en la
solemnidad de la Epifanía, manifestación del Señor. Tras destacar, el
magnífico comentario que su amado predecesor Benedicto XVI, presenta en
su libro sobre la infancia de Jesús, sobre la llegada de los magos de
Oriente a Belén, el Obispo de Roma hizo hincapié en que «la Epifanía
pone de relieve la apertura universal de la salvación traída por Jesús».
Subrayando el movimiento de «recíproca atracción», de parte de Dios,
que tiene siempre la iniciativa: su amor por nosotros, que somos sus
hijos, por lo que «nos quiere liberar del mal, de las enfermedades de la
muerte y llevarnos a su casa, a su Reino», el Papa Bergoglio se refirió
también a nuestro anhelo de bien, verdad, vida felicidad, belleza. El
punto de encuentro es Jesús. Él es la Epifanía, la manifestación del
amor de Dios. Y la «Iglesia está toda en este movimiento de Dios hacia
el mundo: su alegría es Evangelio». Después del rezo mariano, el Sucesor
de Pedro expresó sus cordiales parabienes de Navidad a las Iglesias
Orientales, recordando en particular a las comunidades cristianas en la
prueba.Asimismo, señalando que la Epifanía es la Jornada Misionera de
los niños, impulsada por la Pontificia Obra de la Santa Infancia, el
Papa agradeció y bendijo a los chicos y chicas por su colaboración en la
misión de la Iglesia, gracias a sus oraciones y su compromiso.
(CdM - RV)